“Combinar todos estos datos e informaciones para sacar deducciones sobre los ciudadanos y sus modos de ser es un esfuerzo interpretativo, si bien también literario y estético [...] Entendemos que el objeto mismo, los imaginarios, son un hecho estético”.
Armando Silva.
La sociedad antioqueña, y medellinense en particular, se ha caracterizado por ser una muy conservadora, religiosa y apegada a sus creencias y tradiciones. Para inicios del siglo XIX las ciudades en las cuales se podían estudiar eran Bogotá y Popayán; por lo que se vio necesario para Medellín tener una escuela propia en la cual los jóvenes no tuvieran que salir de la ciudad.
Dicha escuela empezó a ver luz con la llegada de los religiosos de San Francisco, quienes con la autorización del Rey Carlos IV, empezaron a construir el Colegio de franciscanos y un convento; ya luego en el proyecto final se incluyó la Iglesia, la cual estaría ubicada entre las dos edificaciones iniciales, terminando la construcción en 1809.
Debido a la independencia de Colombia sobre España, la comunidad franciscana abandonó a Medellín y no alcanzó a ocupar los edificios, los cuales pasaron a la autoridad civil, luego ocupado militarmente por las guerras civiles y fue en 1885 que el jefe del Estado de Antioquia le entregó a la Compañía de Jesús el templo de San Francisco y éstos lo decoraron, lo bendijeron y lo inauguraron como Templo de San Ignacio.
Luego de grandes reformas estructurales y conservando su diseño colonial, este templo se rige como uno de los principales en Medellín. Muchos creen que por tratarse de una Iglesia los fenómenos paranormales no se sentirían allí, pero aquellos “escépticos” se sorprenderían al saber la infinidad de historias que cuentan sobre este lugar y sus misteriosas criptas.
Se dice que por haberse regido por monjes mucho tiempo aún conservan mucha de su esencia, pues a veces se sienten energías, como llaman algunos, en los lugares en los que en un principio enterraron a estos monjes, las criptas. Inclusive muchos aseguran ver a veces salir a los párrocos acompañados por personas que no muestran su cara, cuando estos salen para la casa cural. Dichos párrocos mencionan que han salido solos, lo que deja por pensar si ha sido la imaginación o verdaderamente hay sucesos paranormales en la Iglesia de San Ignacio de Loyola.
Pueden ser verdad o no las historias que cuentan, pues al escucharlas le quedan a uno dudas, sobre todo por tratarse de un templo; pero ciertamente es un lugar que cuando uno visita y conoce todo su interior, siente el ambiente que torna pesado. ¿Será el peso de la historia que recae sobre sus visitantes o la realidad de sus sucesos paranormales?
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